Hace unos días me senté a revisar varios perfiles de negocios. Marcas que publican todos los días, hacen promociones, invierten en pauta… pero siguen sin conectar. Todo se ve perfecto por fuera, pero por dentro algo falta.
Y es que no se trata solo de mostrar lo que vendes. Se trata del por qué lo haces, a quién se lo estás diciendo y cómo se lo estás contando. Ahí es donde muchas marcas se pierden. Hacen ruido, pero no hacen eco. En ese momento me hice una pregunta sencilla, pero que lo cambia todo: ¿Qué vende más hoy? ¿Un buen producto o una buena conexión?
La respuesta no está en un manual. Está en cómo se siente la gente al ver tu contenido. Y si algo he aprendido, es que el contenido que sirve, que enseña, que acompaña… ese sí se comparte, se recuerda y vende.
Cuando creas contenido que le resuelve la vida a alguien, aunque sea un poco, te ganas un lugar. Y eso no te lo da ningún diseño perfecto ni un video viral. Hoy, lo que más vale es la confianza. Y la confianza se construye mostrándote útil, coherente, humano. No perfecto. Humano.
Nada de esto es nuevo. Nada de esto es imposible. Lo que hoy está funcionando allá afuera no requiere presupuestos millonarios, requiere intención. Videos sencillos con ideas prácticas. Contenidos reales, sin tanto filtro. Historias honestas de clientes, empleados, aliados. Aliarte con personas que sí tienen conexión, no necesariamente millones de seguidores. Hacer que comprar sea fácil. Que entenderte sea natural. Que tu marca tenga voz, y que esa voz le hable a quien la necesita escuchar.
Es por eso que cada negocio al tener un adn propio, debe generar estrategias personalizadas. Las copias, o lo que funciona en otra empresa, quizás no te funcione a ti como emprendedor. Diseñar estrategias que tienen propósito, es quizás el principio básico a analizar por encima de las ventas. Si un producto o servicio habla por sí solo, las ventas llegaran. Pero si erras en la estrategia puedes sepultar lo que por años has trabajado y te has sacrificado.
No negocies la reputación de tu pagina con por likes o visualizaciónes, el contenido de valor siempre será tendencia hoy y siempre. No se trata de publicar más, sino de publicar mejor. Deja de hablar de ti y empezar a hablarle a tu cliente, no desde la presión de venderle algo, sino desde el deseo real de acompañarlo.
Piensa en esto: ¿qué fue lo último que guardaste en Instagram o compartiste por WhatsApp? Sguramente fue algo que te ayudó, te emocionó o te hizo pensar. Eso es contenido de valor. Las marcas que entienden esto están creciendo. Las que no, siguen intentando viralizarse… sin lograrlo.
Crea contenido útil, sincero y constante. Y verás que los clientes no solo llegan… se quedan. Y si lo haces con intención, hazlo con alguien que te acompañe a hacerlo bien.
¿Mayor información?